Ya llegó el verano, ya llegó la fruta y el que no vea Arena Mix seguro que disfruta (versión inédita y curradísima del alirón estival).
Sí, sí, mis adorados borregos, volveremos a saborear las playas de la costa española y sus interesantes historias. Cómo comerse 4 kilos de pescaíto frito, varios litros de gazpacho, unas tortillitas (de patata, que las francesas adelgazan) y unos cuantos botes de aceitunas entre tres matrimonios de cincuenta y tantos. Los maridos se colocan a un lao pa fumarse unos trujas y echarse una brisca. Sus respectivas se colocan a otro y siguen sacando manjares que ofrecen displicentemente a sus adorados esposos...
Mientras tanto, el periodista al que le han enjaretao grabar a estos señores salidos de un manual de protocolo y buenos modales, está tan harto que se le va la pinza y se pone a grabar a tías buenas. Una derivación periodística totalmente comprensible en un caso como éste.
Pero claro Paco -nombre de nuestro intrépido reportero- se ha quedado ojiplático con un grupo de tías rubísimas, esculturales, que resultan ser inglesas. El cruce de preguntas y respuestas es surreal porque las niñas no hablan español y Paco no puede retransmitir en inglés. Que si pudiera, con tal de seguirles el rollo te convertía el Arena en Sand Mix sobre la marcha... Frustrado porque su reportaje no le permite ligar con esas diosas del olimpo, decide cambiar de escenario.
Los elegidos son un grupo de chavales que a priori parecen estar tirados tranquilamente en sus toallas, y a los que quizás pueda preguntarles alguna cosa cabal. Pero... sí, acertásteis, están durmiendo la mona de la noche anterior, que pasaron, precisamente, con las inglesitas monas. En realidad, están tan perjudicaos que su español suena al inglés de las británicas.
Paco desesperado decide que su mejor opción es irse a hablar con el que tiene el puesto ilegal de sardinas a pie de playa. Quizás pueda preguntarle qué tal van las ventas. El del chiringuito sardinero le mira con cara de pena, sudando la gota gorda, y le contesta que quieren cerrarle el puesto porque resulta que eso es ilegal. Que no entiende por qué no puede él cocinar sardinas en la playa... Que ahora todo es ilegal...
Total, que Paco apaga la cámara y decide que lo mejor que puede hacer es tomarse unas cuantas cañas a ver si se envalentona lo suficiente como para ir a tirarle los trastos a la rubia de antes, no sin antes comerse unas riquísimas sardinas de esas ilegales...
miércoles, 30 de junio de 2010
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