Incontables las veces que he intentado llamar la atención de alguien cuando estaba sentado frente al televisor, sin que se inmutara. Es una sensación sumamente desconcertante, porque no te habías planteado que esa persona estuviera sorda como una tapia. Se queda en trance. Por mucho que intentes llamar su atención, gritando, poniéndote frente a la pantalla... parece que está abducido.
Pues resulta que, según he leído esta tarde, cuando vemos la tele, nuestros ojos se inmovilizan. Quizás es algo mundialmente sabido por todos. Yo no tenía ni idea... ¿Por qué se inmovilizan? Porque el ojo al tener que moverse tan rápido para seguir la secuencia de puntitos que conforman la imagen (525 veces una línea, 30 veces por segundo), llega un punto en que se queda quieto. Físicamente, no sé exactamente cómo funciona, y tampoco creo que me interese mucho. Lo que sí me ha llamado la atención es que los ojos al inmovilizarse, también se desenfocan. Y este hecho pone a las personas en un estado de trance, también llamado ALFA.
Un estado de semiconciencia, en el que estamos especialmente susceptibles de ser influenciados...
Así que esa sensación de que han abducido al que tienes al lao cada noche a la hora del fútbol, de la peli, del tiempo... no es que seas muy sutil o susceptible o que te emparanolles, es algo real, físico.
Sin embargo, los adultos son capaces de sobreponerse a ese estado semiconsciente, frente a los niños y los adultos que no tienen la capacidad de mantenerse despiertos frente a la influencia de la pantalla. Aunque esta afirmación de capacidades, personalmente, después de haber visto demasiadas abducciones de gente con unos añitos, diría que debe ser que muchos adultos siguen siendo niños... o perezosos.
Ahora que lo pienso, si todo esto es científicamente demostrable... ¡Quizás no tengamos voluntad como espectadores, no podamos evitar ser borregas!... Ummmm... ¡Qué va, qué va! Es que nos gusta seguir dormidos...
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